martes, 2 de julio de 2013

Movimiento

Un día te levantas y piensas.

Porque eso es lo que hacemos todos cada mañana, levantarnos y pensar. Dejamos atrás nuestro sueño poco a poco y nos sumergimos de nuevo en "la vida real". Y lo hacemos pensando.

Cuando dormimos, no pensamos. Tampoco recordamos. Inventamos. Nuestros pensamientos y recuerdos se juntan con las percepciones que tenemos de "la vida real", alterando los factores individualmente, dejando sólo ciertas conexiones lógicas imprescindibles para comprender nuestros sueños. Por la noche nuestro cerebro se convierte en una imprenta que elabora historias complejas vinculadas con nuestros sentimientos, y el resultado es un diario en forma de recuerdo del cual rescatamos sólo las partes más importantes o que más nos llaman la atención.

Pero te levantas y piensas. Entonces ya has abandonado aquella fábrica de recuerdos. Ahora piensas, tienes el control de tu mente y de tu cuerpo, y tus acciones tienen repercusiones sobre tu futuro. Tomas decisiones, aunque tu decisión sea no tomar ninguna decisión. Eso también tendrá consecuencias, porque al fin y al cabo en "la vida real" todo nos influye. Si gritas, el eco de tu voz viajará por el espacio a millones de años luz de distancia en proporciones infinitesimales, pero viajará. No hay barreras a la cadena de causa y efecto que mueve esta dimensión. Y no puedes pararte aunque quieras.

Un día te levantas y piensas, pero tus pensamientos no te aportarán felicidad, ni te concederán sabiduría. Porque tus pensamientos son sólo una herramienta barata que la naturaleza te ha dado para comprender mejor la complejidad de tu entorno. Y esa herramienta sólo funciona en esta dimensión, donde todo fluye. Hagas lo que hagas acabarás a dos metros bajo el suelo mientras tus hijos, nietos y demás familiares lloran por ti y continúan su viaje por "la vida real". Y aún sabiendo esto, te levantas, despiertas, sales de ese mundo de sueños para avanzar un día más en tu camino. ¿Por qué? No son tus pensamientos quienes te indican lo que debes hacer. Son tus emociones.

Un día te levantas y sientes, al igual que cada mañana, que quieres volver a dormirte....

...para siempre.

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