Ahora añade en el hueco libre un montón de cintas infinitamente largas, de color rojo, que cubran el espacio casi por completo. Si lo has hecho bien, apenas podrás distinguir los recuerdos de las cintas. Dale movimiento a todo este conjunto, mézclalo y obtendrás un caos incesante de recuerdos y cintas agitándose. Obsérvalo y reflexiona cuántos de los recuerdos que conservas no se ven parcialmente tapados por el dolor del momento en el que vives.
Sólo hay un modo de encontrar la paz en este caos.
Silencio...
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