Me perdí, entre mis sueños,
y escuché aquella canción,
la que cantan los jilgueros
al posarse en tu balcón.
La que el mar lento susurra,
con ternura y emoción,
como tu voz en mi mente,
como tú en mi corazón.
Me perdí, entre tu cuerpo,
y perdido me quedé,
disfrutando de aquel tiempo
en el cielo de tu piel.
Paseé entre los valles,
y en tu cabello paré.
Escalé hacía tus labios,
y mirándote, pensé...
"Ojalá esto fuera eterno..."
.
. .
. . .
. . . .
Pero no lo fue.
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