jueves, 24 de diciembre de 2015

Juegos

Se quitó la venda de los ojos. El paisaje allí arriba era increíble. Una puesta de sol a través de los edificios, quizá la más bonita que había visto nunca. Quiso abrazarlo y besarle, pero sólo contuvo un suspiro y sonrió. La felicidad de su corazón rebosaba como el agua hirviendo en una olla demasiado pequeña.

La falta de sinceridad hizo que ambos durmiesen aquella noche con los ojos en el techo. Algo pasaba, pero nadie se atrevía a dar el primer paso.

lunes, 7 de diciembre de 2015

Hablemos

Hablemos.

Hablemos del miedo de mirar a una amiga a la que admiras, de quien esperas sonrisas y felicidad, y verla llorar. Peor aún, del terror de verla sonreír y saber que por dentro está llorando, pero no quiere preocuparte.

Hablemos de la impotencia de saber que a tu otro amigo lo consume lentamente un pasado lleno de errores y tú eres un espectador más en su teatro. Sabes que la obra continúa sin ti, y como espectador sólo puedes aplaudir o abuchear para dar a entender a los actores tu aprobación o descontento.

Hablemos del dolor de ver a quien te trajo al mundo hacerse mayor, mostrando síntomas cada vez más evidentes de una enfermedad que sólo se puede paliar, no curar, y ya ni la medicación apenas ayuda.

Hablemos de la tristeza de ver un mundo lleno de adelantos tecnológicos y una presunta "evolución humana" en el que cuatro gatos ejercen su poder de influencia para manipular PAÍSES enteros para su propio beneficio. También de una sociedad en la que hay que luchar por sobrevivir mientras otros compran cuadros a 10.000€ como quien compra manzanas en el súper.

Hablemos de la agonía de saber que tu vida no es eterna, que algún día te irás a dormir y no despertarás, y tu legado en este mundo será un grano de arena en un desierto infernal.

Hablemos de todo esto, y mientras hablamos, pensemos si de verdad merece la pena preocuparse porque se haya estropeado tu coche, porque en IKEA no tengan ese sofá que querías, porque tus pantalones estén viejos, porque a tu móvil se le acabe la batería a las 5 de la tarde.

Lo importante en este mundo son las personas que lo componen. El mundo se mueve por instinto de supervivencia y no deja sitio para el amor. El amor consiste en gestos tan nimios como dar las gracias de corazón, como un abrazo a un desconocido, como pagarle la compra a un padre de familia que no tiene para dar de comer a sus hijos, como resaltar lo guapa que está una amiga que ha pasado un mal día.

Así que hablemos de amor. Es lo más importante.

Luego hablemos de la alegría de ver que una amiga ahora llora de risa porque habéis pasado una tarde genial tomando un café, unas tortitas y un batido.

Luego hablemos de la esperanza de ver que tu amigo te ha escuchado después de insistir mucho y ha hecho los cambios que propusiste, y ahora se dirige hacia un futuro con determinación y empeño.

Luego hablemos de la tranquilidad de ver que tu madre mejora porque has estado con ella, le has dado ánimos, la has abrazado y le has demostrado lo muy importante que es para ti.

Luego hablemos de la satisfacción de ver que muchas personas que piensan igual del mundo que tú se han reunido y han empezado a hacer las cosas bien, y cada vez son más ayudando activamente a la sociedad, extendiendo el espíritu humanitario como una plaga.

Finalmente hablemos de la plenitud de recordar todas las cosas buenas que has hecho por los demás y ver que has sido útil para la gente a la que has amado, antes de dar tu último suspiro.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Naysha


La niña miraba a la inmensidad del cielo nocturno en una remota ciudad del norte. La luna llena abrazaba con destellos sus mechones de pelo dorado ondeando al viento. Los flecos de su falda jugaban al pilla-pilla a su espalda mientras ella observaba con detalle cada constelación. Alrededor brillaban las luces características de la metrópolis en la que vivía.

Mientras se dejaba arrullar por el paisaje sobrecogedor la niña imaginaba. Su mente creaba personajes de ciencia ficción que volaban por el cielo. Un ángel vestido de blanco con larga melena de color platino la abrazaba, le susurraba una palabra al oído y de pronto un par de magníficas alas aparecían en la espalda de la niña. Juntas despegaban del balcón y surcaban los cielos de la ciudad como dos majestuosas aves. Sentía el viento contra su cara mientras extendía los brazos. Su pelo dorado revoloteaba por la velocidad, su vestido se revolvía frenéticamente, ella sonreía.

Volaban, giraban, subían, bajaban, mientras pequeñas llamas las envolvían y seguían sus pasos. Miraba al ángel que la había dotado del poder de volar con su magia y ella le devolvía la sonrisa. Jamás había visto una criatura tan majestuosa, tan resplandeciente y hermosa. Su mirada era cálida, con aquellos ojos azul claro y un gesto amable que transmitía una sensación de seguridad, porque ella era su ángel de la guarda, ella era Naysha.

De pronto volvió en sí. Estaba de nuevo en el balcón contemplando el firmamento; ya no volaba, no había alas, no había ángel. Estaba sola otra vez. Como siempre. Cerró los ojos y sólo la vio a ella, y su visión le hizo sentir la seguridad que tanto añoraba. Naysha la protegía, allá a donde fuera. Y sólo necesitaba cerrar los ojos para volver a sentir su abrazo, su mirada. Una palabra y podría volar de nuevo. Una palabra y volverían a viajar, lejos, en bailes de fuego.

lunes, 17 de agosto de 2015

Fluye

Escuchamos frecuentemente un consejo orientado a relajarnos: "déjalo estar ".

Aquel anuncio que decía "be water, my friend" no es sólo un consejo de lucha por parte de Bruce Lee, sino un modelo de vida. Las preocupaciones diarias nos mantienen entretenidos y enajenados, haciéndonos desear que se acabe de una vez el lunes, o que llegue el fin de semana, las vacaciones, deseando que nuestro esfuerzo sea reconocido y esperando siempre a una recompensa. Este modelo de vida al que nos sometemos la gran mayoría de los seres civilizados del primer mundo es comparable al conejo con una zanahoria delante. Nuestra zanahoria son aquellos deseos y esperanzas que perseguimos y esperamos.

Sin embargo existe otro tipo de filosofía basada en otra extrapolación con un conejo también, pero cambiando la zanahoria por un sabueso que trata de cazarnos y nosotros nos pasamos la vida huyendo de él (o ellos). Son los miedos y preocupaciones las que nos motivan a llevar a cabo parte de las acciones en nuestra vida.

Por lo general la vida se reduce a estas dos extrapolaciones, zanahorias y sabuesos, esperanzas y miedos, nuestras dos mayores motivaciones. Y es aquí donde entra la famosa cita de Bruce Lee "sé agua, amigo mío". El agua es un elemento líquido sin una forma definida que se adapta a cualquier recipiente que la encierre. Y esto, llevado a nuestra vida, implica amoldarnos a las circunstancias. En una vida rodeados de zanahorias y sabuesos es importante ser capaces de ajustar nuestro comportamiento a las circunstancias y olvidarnos por unos momentos de nuestras zanahorias y sabuesos para obtener una perspectiva adecuada del presente. Ocurre a menudo que nuestros prejuicios o ideas preconcebidas nos hacen ver las cosas de manera errónea, y tomamos decisiones de las que luego nos arrepentimos.

Otro ejemplo es el de una persona que después de una vida de zanahorias y sabuesos llega a un punto neutro donde nada le preocupa y tampoco tiene esperanzas o deseos. Este vacío existencial tiene como consecuencia una sensación de angustia y estrés en el que el sujeto se dedica a buscar alguna zanahoria que le mueva (o en el caso de las personas mayores, les lleva a preocuparse de cosas que normalmente no les preocuparían). Es aquí cuando la filosofía de Bruce Lee entra en juego y nos aconseja que dejemos de intentar encontrar una forma a la que adaptarnos y que nos adaptemos a cualquier forma que toque en ese momento.

martes, 27 de enero de 2015

Ventura

Merece la pena escuchar lo que los más experimentados que nosotros tienen que decirnos. También merece la pena no hacerles caso.

Todo lo que queremos es la seguridad de un futuro sin problemas y la esperanza de alcanzar nuestro horizonte. Seguridad y esperanza, son dos sentimientos que una vez alcanzados nos permiten pedalear cada día en la bicicleta de la vida.

Demasiado tiempo llevo intentando descifrar el código de nuestra psique. Ahora entiendo un poco mejor cómo funcionamos. Y lo que concluyo es que somos imperfectos, chapuceros, y nuestra vida carece de un fin en sí misma. Somos una anomalía, un desequilibrio en la naturaleza. Por eso cada día que vivimos es un regalo increíble. Por cómo estamos hechos pretendemos proliferarnos y perpetuar nuestra especie, condenada a la destrucción en apenas unos siglos vista. Y eso se traduce en un sentido de la precupación constante por nuestro futuro.

El equilibrio es el punto clave de convivencia entre preocupación y despreocupación. Ese equilibrio vendrá marcado por los resultados predecibles, que son bastantes pocos. Por eso no tiene sentido preocuparnos por algunas cosas, y lo hacemos, mientras que nos mostramos completamente despreocupados por muchas otras que sí merecen ese estado de alerta. El problema es la pereza... Esa hija de puta se mete en medio sin que la llames y te jode los días cuando le da la gana.

En resumen, vivimos para disfrutar, pero hay unas reglas y no nos las podemos saltar. Solución más cómoda; la disciplina y los buenos hábitos.

Tras dos años de búsqueda mental he llegado a esta conclusión. Creo que es el momento de poner en práctica lo aprendido, ya que un camino se hace andando, y alguna vez querrás que alguien ande por esos mismos caminos... Incluido tú mismo si te pierdes. Es tu proyecto. Es tu vida.