lunes, 15 de enero de 2018

Transición

Siento las descargas en mi espalda, en todo mi cuerpo; convulsiones espontáneas fruto de una brutal pelea entre dos partes de mi cuerpo. Sigo atascado en el pasado, pero como un brote rebelde surge una nueva identidad, vestida en promesas que me llenan de esperanza e ilusión. Siento un cambio inmenso tomando partido, limpiando el desastre de años de desazón en forma de amargos recuerdos y pensamientos pesimistas.

Miro a mi alrededor, y cuanto más miro, más extraño me parece el mundo. De algún modo percibo una armonía perfecta en todo cuanto me rodea, incluso en la desgracia de un hombre que se muere de hambre o en la euforia de quien encuentra su cartera extraviada. Pero en todo este teatro sigo buscando mi lugar. Demasiado joven para disfrutar de la grandeza de la vida, demasiado viejo para vivir con la dulce inocencia de un niño. Demasiado cobarde para afrontar mis miedos, demasiado valiente como para seguir los caminos establecidos. Busco algo que no existe, sabiendo que sólo cuando deje de buscarlo ello aparecerá.

Años de vida estudiando como controlar la materia para al final entender que lo que busco es incontrolable y caótico, como la vida misma. Lustros perdidos intentando moldear el mundo que me rodea a mi antojo, en lugar de aceptar mi torpeza e imperfección inevitables. Sólo ahora entiendo el verdadero significado de la libertad y el auténtico poder; no consiste en controlar lo que ocurre fuera, sino lo que ocurre dentro.

Es dificil medir algo sin tener una referencia con la que compararlo. Si nos intentamos medir a nosotros mismos, entendemos que nuestro único punto de comparación es el recuerdo subjetivo de quiénes éramos en el pasado. Entonces entramos en un terreno pantanoso donde cada paso es susceptible de hacernos caer y pringarnos hasta la coronilla. Y tras varias caidas al final desistimos y nos limitamos a aceptar el mundo tal y como es, sin críticas, sin juicios y sin comparaciones.

Y cuando uno se desprende de sus prejuicios y de su necesidad de control, encuentra la auténtica libertad, aquella que nace de la propia energía vital y las ganas de vivir. Podemos elegir cómo vemos nuestro entorno y todo lo que sucede a nuestro alrededor. Podemos dejar de oponernos a lo que ha pasado o a lo que va a pasar, y en su lugar hacer algo productivo con ello. La justicia es un concepto venenoso que en la mayoría de los casos nos hace sentir que estamos en el lado malo de la balanza. Pero si todo el mundo piensa así, ¿quién está en el lado bueno?

La respuesta es que no hay lado malo ni bueno, no hay balanza siquiera. Es todo el producto de nuestra propia perspectiva con la que miramos nuestra propia vida. Pensamos que merecemos más, que el universo nos debe algo, como si tuvieramos en nuestro poder un cheque que algún día canjearemos. Pero ese día nunca va a llegar, porque no existe banco alguno que nos atienda. Estamos nosotros solos contra el universo, y si realmente lo consideramos nuestro enemigo, creo que lo más sensato es unirse a él si no podemos derrotarlo.

Acepta los planes del universo como si fueran tuyos. Cámbiate al otro lado de la balanza, sólo tienes que caminar hacia él. Pero nadie te asegura que vaya a ser fácil, sobre todo cuando billones de personas están en una situación parecida a la tuya.

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