jueves, 2 de noviembre de 2017

Carta

Buenos días, lo primero, he hecho lo que me pediste, estuve varios días sin hablar con ella, hasta que se le pasó, como tú dijiste.

Segundo, hablamos de que iba a ser como su hermano y que no iba a dar pie a nada más, y así lo he hecho. No he querido involucrarme con tu hija en ningún aspecto más de lo que se involucraria un compañero de su clase, he sido respetuoso y he establecido los límites que hablamos.

Tercero, si quieres tomar medidas puedes hacerlo, no he hecho nada ilegal ni he amenazado a nadie ni he puesto en peligro la integridad física o psicológica de nadie.

Cuarto, yo he estado abierto al diálogo desde el principio, he sido sincero, no te he ocultado nada ni te he mentido. Si lo que querías era que no hablase más con tu hija habérmelo dicho desde un principio. Te lo ofrecí y me dijiste sólo que "unos días" pero si esta vez me pides que no hable con ella nunca más, así lo haré, no te preocupes.

Y por último, y esta es la parte que no te va a gustar, creo que cometes un error al juzgarme por mi edad y no por mi personalidad. Sinceramente, pienso que soy una influencia muy positiva para nerea y ella me ha ayudado a resolver ciertos problemas emocionales, aunque no te lo creas. Cada uno tiene sus circunstancias y si nerea te ha mentido, Yolanda, es porque no confía en ti. Yo tampoco confiaría en mi madre si fuera tan poco comprensiva como estás demostrando ser. Intentas protegerla de algo que ni siquiera tienes pruebas de que exista, creo que te piensas que soy algún tipo de depravado sexual que lo único que busca es confundir a adolescentes vulnerables y sacar beneficio de ello, cuando la realidad es justamente lo contrario, he intentado desde el primer minuto ayudar a tu hija con sus problemas porque me importa su integridad emocional. Creo que si alguien debería dejar de hablar con ella eres tú, parece que lo que quieres es que te odie y te siga ocultando cosas toda su vida, te tiene miedo, y a mi no. ¿Sabes por qué? Porque mientras tú te preocupas de unos peligros que sólo están en tu cabeza, que ni siquiera son reales, yo me preocupo de lo que ella siente e intento ponerme en su lugar. No puedes proteger a tu hija de todos los peligros del mundo, Yolanda, tienes que aceptar que para crecer y desarrollarse tiene que exponerse a los peligros del mundo y como te explique en su día, si ella no aprende a reconocer el peligro por sí sola la estás poniendo en un riesgo mayor.

Me entristece que tú como su madre le prestes más atención a tu propio miedo que a su felicidad, porque aunque te moleste oirlo, desde que ella empezó a hablar conmigo es más feliz, y desde que la conozco me ha demostrado el miedo que te tiene porque no confía en ti. Me parece bien que quieras protegerla, pero te aseguro que no lo estás consiguiendo. Un día saldrá de casa a escondidas y hará todas esas cosas que hacen los chavales de su edad, y no te lo contará porque sabe que tú no la entenderías y la castigarias. Creo que demuestras muy poca empatia con tu hija y eso está deteriorando vuestra relación.

Y ya te dicho todo lo que tenía que decir. No te preocupes que no volveré a hablar con tu hija, y aunque ocurriese no creo que ella te dejase saberlo. Me fastidia que hayas adoptado una postura tan agresiva y radical, nadie sale beneficiado de esta situación, ya lo verás. Yo tengo mi vida, mis amigos y mi trabajo, no necesito hablar con una adolescente. Pero para ti nerea es el centro de tu vida y necesitas tener una buena relación con ella. Si quieres que eso ocurra te recomiendo que empieces a ser menos egoísta y que pongas en tu lista de prioridades sus sentimientos antes que los tuyos, eso es lo que haría una buena madre.

Buena suerte con tu relación con tu hija, espero que mis palabras te hagan reflexionar sobre tus errores.

Hasta nunca.

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